Es el verdadero oro líquido, por lo menos para nuestro organismo. Prepárate para una inmersión en toda regla en el 'cosmético' más accesible, eficaz e inofensivo que existe.
Después del oxígeno, el agua es el segundo ingrediente esencial en la receta de la vida. Y no es para menos, porque más de 50% del cuerpo es agua. Gracias a ella se regula la temperatura de tu organismo, llegan los nutrientes a las células o se expulsan las toxinas que generas a diario. Además, muchas de estas funciones se realizan con ayuda de la piel, que ejerce de termómetro natural del cuerpo con la transpiración y hace de barrera para evitar la pérdida o entrada de líquido en el organismo. Tan estrecho es el vínculo entre agua y piel que, según explica el doctor Ricardo Ruiz, jefe de la Unidad de Dermatología de la Clínica Ruber de Madrid, "en el momento en el que una persona no tiene el agua suficiente, la deshidratación se refleja visiblemente en la piel, que queda apagada y mate". El motivo, señala, es que la falta de agua retrasa la llegada de los nutrientes y otras sustancias necesarias para que las células de la capa córnea se regeneren y conserven su buen estado. Es más, la deshidratación constante supone un esfuerzo para los mecanismos de la epidermis, que acelera su proceso de envejecimiento, y hasta el mejor tratamiento de belleza perderá su efectividad si no hay el agua que transporte los nutrientes por el cuerpo. En cualquier caso, debes estar tranquila: el especialista asegura que basta con beber entre tres y cuatro vasos de agua al día -y no los dos litros que hasta ahora se tenían por necesarios- para que tu cuerpo esté bien hidratado. Eso sí, "en el caso de practicar deporte o si se pasa el día en la playa, esa ingesta deberá aumentar, para compensar la pérdida de líquido". Ten en cuenta que los alimentos ricos en líquidos, como las frutas y las verduras, también te ayudarán a prevenir la deshidratación.
ANTÍDOTO CONTRA LA SEQUEDAD Distinto a la deshidratación corporal es que la piel esté seca. El origen de la sequedad y la descamación no tiene por qué ser debido a la falta de agua en el organismo. De hecho, la piel puede estar perdiendo los niveles óptimos de humedad por otras circunstancias, como una carencia de vitaminas o minerales, o debido, incluso, a la contaminación o al estrés. Según Ruiz, independientemente de revisar los hábitos alimentarios y de vida, lo primero que hay que hacer es proteger y reponer el manto lipídico de grasa que retiene la humedad y que, al desaparecer, provoca que la piel se seque. "Usar jabones con poco gel en su composición y aplicar, después del baño, productos emolientes ricos en aceites, como el de oliva, es la fórmula magistral para restablecer esa fina capa de grasa que recubre la piel y que evita que se escape el agua". Para prevenir esa sequedad, encontrarás nuevas formulaciones cosméticas elaboradas con agua termal, componentes marinos, minerales y otros activos capaces de retener hasta la última gota de agua en tu piel.
LA RIQUEZA DE LAS FUENTES.
Una opción refrescante y saludable para que tu piel esté hidratada estos meses son los tratamientos elaborados con aguas termales. Cada vez más utilizadas en cosmética, tienen infinidad de beneficios según la procedencia del manantial y los minerales que haya en la disolución.
Leonor Prieto, directora científica de los laboratorios de La Roche-Posay en España, apunta que son aguas que restituyen los niveles de hidratación de la piel, al tiempo que "aportan un alto contenido de minerales que refuerzan sus defensas y reducen los niveles de oxidación causantes del envejecimiento precoz". Ideales para todo tipo de pieles, tras aplicarlas notarás como sus activos ayudan a retener el agua y reducen los síntomas de las pieles secas, como picores, tirantez o rojeces.
Al deshidratarse la piel no sólo pierde agua, sino también sustancias vitales para su buen estado. ¿Sabes cuáles son las que necesitas? Toma nota porque las aguas minerales pueden hacer que las recuperes.
El cobre es un reconocido antiinflamatorio y a la vez estimula la cicatrización de la capa córnea. El hierro se encarga de transportar el oxígeno a las células y hace que respire la piel, mientras que el zinc tiene propiedades antiinflamatorias, antibacterianas y regenerantes. El calcio y el silicio son regeneradores y protectores de los tejidos, y el manganeso actúa como hidratante, ya que tiene la capacidad de restaurar la barrera cutánea y, además, es antioxidante.
Una vez a la semana dale a tu piel una cura INTENSIVAde hidratación con alguna mascarilla
HIDRATACIÓN NON STOP.
En los meses de calor, la piel aumenta el grosor de la capa de queratina o células muertas para protegerse del sol y mantener el agua en los tejidos internos. Aunque en esta época tu piel puede parecer menos seca debido a la transpiración constante, no te engañes: las altas temperaturas, el aire acondicionado o la falta de humedad en el ambiente alteran los mecanismos de la piel, y es ahora cuando necesitas más agua por dentro y por fuera.Una vez a la semana dale a tu piel una cura intensa de hidratación con alguna mascarilla. Para potenciar su efecto, limpia antes tu cutis con un exfoliante suave. Aprovecha las horas de sueño para devolverle a tu rostro sus niveles óptimos de humedad con alguna buena crema. Si el ambiente de tu dormitorio es muy seco, coloca un humidificador junto a tu cama, y en una semana habrá mejorado el estado de tu epidermis. Aunque tu piel sea grasa debes hidratarla a diario para prevenir la aparición de líneas de expresión. El secreto está en sustituir las cremas nutritivas por sérums o fluidos.
CON LA FUERZA DEL MAR.
El agua marina es considerada como uno de los antibióticos y bactericidas naturales más potentes para tratar problemas de piel. De hecho, basta dar un paseo por la playa y respirar la brisa del mar para que el ambiente salino actúe a través de la epidermis y los pulmones mejorando el sistema linfático y la circulación sanguínea. Cuando se purifica, su alta composición mineral no sólo hidrata la superficie de la piel, sino que también refuerza la barrera de lípidos y mejora la cohesión entre las capas más profundas, es decir, la dermis y la epidermis.
UN VALOR AÑADIDO: LAS ALGASOtro de los tesoros más preciados del mar son las algas. El motivo, explican los expertos de los laboratorios de La Mer, es que "suponen una rica fuente de vitaminas, proteínas y oligoelementos que combaten los radicales libres, estimulan la circulación sanguínea, regulan la producción de grasa y activan la eliminación de toxinas". Además, la composición de las algas es muy similar a la del plasma sanguíneo en cuanto a sales minerales y oligoelementos, de modo que aportan un alto grado de eficacia a los tratamientos, sin que exista riesgo de alergias.
Articulo de Elena Gzlez.
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